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¿Sabías que el 80% de la población sufre de dolor de espalda en algún momento de su vida?.
A pesar de lo que uno pueda a priori creer, muchas veces el dolor de espalda responde a un problema emocional que se traduce en un dolor físico. Emociones presentes o pasadas. Es interesante constatar que la ausencia de sentir emoción alguna hace permite que al cuerpo no le pase nada. Tenemos que ir a buscar en las emociones que vivimos la explicación a todo tipo de dolencias físicas: dolor de espalda, dolor de rodilla, migraña o ciática y dolencias psicológicas como la depresión y ansiedad entre otras.
Pero, no todos vivimos las emociones de la misma manera. Imaginémonos tres niños amigos y la experiencia que viven al ir en caballo primer vez. El primer niño – digamos niño A – tienen una experiencia divertida, lo disfruta y vive una muy buena experiencia. El segundo niño – el niño B – tienen una experiencia normal y nada le sorprende enormemente.
El tercer niño – el niño C – al montar a caballo le da miedo y termina llorando y pasando una mala experiencia.
Como podemos ver, no todos vivimos o afrontamos el mismo hecho del mismo modo. Por eso, con el paso de los años si se les pregunta a los tres niños si recuerdan algo de ese día que montaron a caballo, seguramente el niño A se acordará con alegría, el niño B no recordara nada (ni siquiera que fueron los tres a montar a caballo) y el niño C lo recordará como una mala experiencia que puede que incluso lo llegara a traumar.
Muchas veces no sabemos por que nos duele la espalda o cualquier otra parte del cuerpo, no somos capaces de asociar el dolor a una emoción o no sabemos el motivo que nos pudo haber provocado una emoción que en estos momentos sea la que nos esté creando este malestar o dolor. No es fácil pensar que de que detrás de todo hay un bloqueo emocional que no está solucionado porque muchas veces es inconsciente, porque en el momento que se produjeron esas emociones se nos pasó por alto o porque hace tanto tiempo de ese hecho que ahora lo vemos como algo insignificante y sea ahora el que nos genere ese dolor.
No somos conscientes de las miles de emociones que vivimos a lo largo de nuestras vidas y van creando sensaciones en nuestro cuerpo no deseadas. Ser conscientes de ello es el primer paso. El segundo es empezar a conocer qué técnicas permiten resolver esos bloqueos emocionales y conseguir hacer desaparecer esas dolencias como si fuera por arte de magia.
Sara Lázaro, Método Blanc.